2 de mayo de 2013

Amigo...



Claro que te amé.

Y honestamente no sé que más decirte.

¡¿Vos viste cuando uno se enamora de la tipita de la novela?! No tiene defectos. Ciertamente a veces tampoco tiene virtudes, pero existe. Y así te amé yo. No fue mentira. Pasé muchos días en vela pensando sólo en ti, esperando que sonrieras y rogando porque algún día esa sonrisa fuera para mí.

No estaba escrito.

Ni tú serás el amor de mi vida, ni yo la mujer de tus sueños. Pero te amé, por favor no lo dudes. Ni dejes que la distancia o el tiempo borren las noches que soñamos lado a lado.

Ahora nos queda una amistad que no sabemos manejar, un sentimiento que por momentos no pensamos nuestro. ¿Y qué le hacemos? Si es lo que toca. Lo que no sé es cómo explicarte todo lo que cambió mi vida. Sé que eres feliz por mi felicidad, tanto como yo lo soy por la tuya. Pero no estamos juntos, ¿por qué duele tanto?
Siempre te dije que las ilusiones dolían más, por ser perfectas.

Mis minutos transcurrían a través de tus horas, por favor no lo dudes. Por favor no me dejes. Sigues siendo el primero que quiero ver al llegar en mi limbo eterno, seguirás siéndolo siempre. Amigo, para siempre amigo, y en ese amigo, el amor. Amistad es amor, tú lo dijiste. Yo lo entendí.

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