16 de mayo de 2013

Lirio

No es lógico enamorarse de una flor. Es un claro grito antes de suicidarse. Enamorarse de algo que si se aleja de su tierra, morirá inevitablemente en poco tiempo, vivir por sus colores, soñar con su textura, verla morir entre tus dedos. Enamorarse de una flor no tiene lógica.

Sé que un día tu ausencia me hará daño, sé que jamás podré decir que toqué como mía la suavidad de tu piel, sé que quizá nunca pueda siquiera oler tus cabellos en un amanecer. Sé que quererte resultará inevitablemente mortal, pero te quiero.

Si. Yo soy la niña que se enamora de una flor, la que se enamoró de un lirio. La que tiene la infértil esperanza que se vuelva eterno, que jamás me deje. Que me hable.

Lirio. Mi Lirio.

Hoy te quiero, hoy te amo, y tengo la certeza que mañana aún lo haré. Pero hoy no te tengo, y en el colmo de mi mala suerte lo más seguro es que mañana te pierda.

Lirio. Mi lirio.

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