22 de junio de 2009

La flor de la Niña

Las sombras de la noche acaricias el final del callejón, la luz de la calle no bastan para iluminar lo que ahí ha acontecido. La soledad impide a los transeúntes darse cuenta de todo el drama que está por desatarse, pasan silenciosos al lado del espectáculo más triste de la historia. Nadie oye el ruido que se ha ocasionado con el acontecimiento, nadie escucha el llanto provocado por tanta tragedia.

- Se ve todo muy muerto ¿verdad? —dice una chica de coleta alta mientras se aferra con fuerza al brazo de su novio.

Él ni siquiera le ha oído bien, está atento mirando hacia los lados, intentando esquivar cualquier posible ladrón. ¿Cómo es posible tanta inercia? No son, ni mucho menos, los únicos que caminan por este lugar de la ciudad, por tanto no son los únicos culpables.

La niña ha muerto.

Mientras la noche avanza los cuerpos que por ahí transitan se vuelven cada vez menos, cada minuto mata la poca vida que por ahí pasa.

Hace un rato pasó un borracho, no era feliz, pero nunca lo ha sido así que no hay de qué preocuparse.

Hace una hora pasó una señora, cerrando bien el abrigo, para que no se noten las caricias de alguien indebido.

Hace un minuto pasó un niño, quizá quiso buscar alguien con quien jugar un rato mientras hallaba fuerzas para seguir con su camino.

La niña ha muerto.

Debe esperar a que la la luz de la mañana llegue con los camiones de la baja policía, debe esperar que el sol esté a punto de darle la bienvenida a un nuevo día para que la descubran. Con una sonrisa hecha de labios violetas, con sus manitas quietas y frías.

¿Cuánto debió esperar la niña?

Aparecerá en la portada del periódico y en futuros días quizá algo sabrán de su familia, dirán que se ha escapado, que renunció a todo. ¿Será que murió de frío? ¿Será que algo malo comió? Pero a la niña nunca más podrán preguntar.

¿Habrá cielo después de la muerte? ¿Habrá algo después de la muerte? ¿La niña mirará todo lo que le sucede?

Verá su cuerpecito siendo descuartizado para saber porqué murió. De frío no ha sido porque no es la estación, de amores tampoco porque es joven el corazón. Nadie sabrá cuál la causa fue y nadie querrá pasar nuevamente por esa calle.

Vuelve a estar solitaria la calle, sin nadie que le preste atención, sobre el lugar dónde estuvo la niña reposa llorando una flor.

La niña sonríe desde un lugar, ella murió de soledad. No creyendo que al morir encontraría compañía.

Pronto la flor morirá, como la niña murió una noche. La luz del alba la guiará a la mano de la pobrecita que nadie miraba mientras la gente olvida que un día anterior por el mismo sendero alguien murió.

Ya nadie se acuerda de la niña, ya nadie siente compasión, total muchos mueren todos los días y muchos de ellos si tenían valor. Ya nada importa.

La niña está muerta.

Sentencia Previa (?) xD

Es díficil vivir en un lugar donde suceda lo que suceda seré culpable, agradezco que no se haya muerto nadie, caso contrario estaría en una prisión con gente desconocida y no aquí, ocultándome a los ojos de los que llamo mi familia por evitar sus miradas inquisidoras.

Quizá me sentiría peor si yo fuera la culpable, o quizá no. Lo cierto es que ya sé que vendrá, cuando descubran que yo no fui, cuando se descubra que si dije la verdad y que no soy la culpable de la hecatombe familiar, mi puerta ya no será tocada para preguntarme del tema... me dejarán en paz.

Nadie me pedirá disculpas, lo sé, no es la primera vez que sucede algo así. Tampoco es que las quiera, no las necesito. Prefiero que confíen en mí en lugar de esperar a pruebas para hacerlo.

Todo lo anterior me lleva a mi motivo de amargura, porque pensé que había confianza, porque me gustaba creer que había confianza. Ya me di cuenta que no. Yo no confío más en ellos. Ni un poquito.

¡Ahora sí que podrán quejarse con justa razón de qué no les diga nada!

De todas formas ya tengo condena, me enviarán lejos si resulta que no encuentran pruebas de mi inocencia, porque pruebas de mi culpabilidad tampoco tienen, ¡sobretodo porque no existen! Como sea, de no encontrar el culpable, seré yo, eternamente yo. Que he sido y soy culpable de muchas cosas, pero de esta en particular. NO.

Supongo que han de creer que si me encierro en mi habitación es por la culpa, pero no, es por la rabia. Me da rabia verlos, no quiero que me vean, no tienen derecho a verme, ni siquiera a hablar conmigo. ¡Que se vayan al demonio todos!

Según lo que dicen mañana se sabrá la verdad, entonces de todas formas no saldré de mi cuarto. Porque no me pedirán disculpas así que, ¿qué caso tiene? A mí la rabia no se me habrá ido.