25 de julio de 2009

Suya

Hay quiénes dicen que una de las frases más díficiles de pronunciar es "Te amo", y si, lo es. Pero no es la peor, bueno, no desde mi punto de vista que se ha visto muchas veces tachado de erroneo, así que sería mucho más que comprensible que nadie estuviera de acuerdo conmigo en esto.

Para mí la frase más complicada es una sencillita que sale muy fácil de los labios, "soy tuy@". Muchas parejas de demoran meses en decirse "te amo", pero no esperan tanto por asegurar que son de la otra persona, aunque eso implique más. En mi caso particular, jamás dije lo segundo. Y no por tener conciencia de lo que estaba comprometiendo si lo decía, supongo que no hice porque pues, a veces tiendo a aparentar ser más independiente de lo que en realidad soy. Soy presumida a veces, lo admito.

Visto desde aquí, el suicidio por amor suena lógico. "Soy suya", si él no está más conmigo no tengo porque seguir viviendo porque yo soy suya, sin él no tengo dueño, no tengo rumbo, no tengo motivo. Por frío que suene, por primera vez en veintiún años encontré que algunos suicidios pueden tener cierta lógica.

Ahora, debo confesar que yo si me siento propiedad sentimental de una persona. Soy suya. El lado malo es que él no es mío. A veces me gusta creer que en un momento lo fue, muchas veces me ha dicho que es mío. No le he creído nunca. Yo no se lo dije nunca, pero lo soy. No debería serlo.

¿Me suicidaría por él?

No.

Y esa, supongo yo, es una excelente noticia.

El problema es que en este instante no lo siento así. No porque me quiera suicidar, sino porque siento que mi pertenencia hacia él se ha vuelto demasiado racional para llamarla pertenencia. Me encuentro en una encrucijada, le pertenezco mucho más de lo que me gusta admitir pero no tengo la más mínima intención de entregarle todo de mí. Estoy traicionándole.

Él me traicionó siempre, así que no debería sentir que yo hago lo mismo. Pero él jamás me perteneció, así que si puede hacerlo. ¡No es justo pertenecerle!

Quisiera romper el yugo, la conexión, el eslabón. Quizá con el tiempo. Espero que con el tiempo.

Ya no lo amo, pero le sigo perteneciendo. Talvez sea esa la razón por la cual mi entrega no es completa. Le pertenezco. Yo soy suya.

Y amo a otro, lo amo intensamente por razones completamente válidas. No soy suya. Soy del otro, él es mi dueño, el dueño de mi historia.

El que mi historia escogió como su dueño.

¡Mierda!

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